El Tio de la Pita, el Tamboril y los Gigantes

 

 

El Tío de la Pita llega en un autobús, recibido con todo el cariño de un pueblo, y como si de un Flautista de Hamelín se tratase, como cosa de magia, logra que la multitud le siga mientras toca “Serafina la Rubiales”. Detrás de él y de su inseparable Tamboril, los Gigantes y Cabezudos cierran la comitiva portados por abnegados y expertos giganteros, duchos en el manejo y baile de los colosos de cartón.

Los gigantes ayer y hoy

El Tío de la Pita, nombre del dulzainero en las Provincias de Albacete, Cuenca y Murcia, surge en el Renacimiento, como parte de los rituales primaverales, el tiempo de las labores del campo. Es el despertador del huertano que debe ponerse a la faena, el músico que junto con su Pita (dulzaina) y un niño acompañándole al tambor, recorre las sendas de las aldeas y los campos tocando melodías que ayudan a los cultivos a romper su sopor y dar buenas cosechas.

En Caravaca, además, el Tío de la Pita está ligado a los “Conjuros” que se practicaban desde el Santuario de la Vera Cruz, en el que la Reliquia era mostrada a los cuatro puntos cardinales para abjurar las tormentas y bendecir los campos.

Los testimonios documentales del Tío de la Pita aparecen desde el siglo XVI, del cual se datan documentos de pago a “músicos” que vienen de fuera de Caravaca a amenizar las fiestas del Corpus. Ya en el XVIII, se menciona el contrato anual a “un dulzainero” que acude a Caravaca para cumplir la misma tarea, hasta que su labor se liga de forma permanente a las Fiestas de la Cruz. Naturalmente, con el paso de la presencia de los gigantes en el Corpus a las Fiestas patronales caravaqueñas, el Tío de la Pita les sigue en la aventura, convirtiéndose desde entonces en inseparables compañeros de correrías y música en las postrimerías del mes de Abril.

Serafina está en la esquina, más seca que una sardina…

Sin duda, un halo de emoción acompaña la danza de los gigantes y cabezudos con la melodía del Tío de la Pita, pues es la señal inequívoca de que se aproximan las Fiestas de la Vera Cruz de Caravaca y Caballos del Vino. La dulzaina del Tío de la Pita resuena en las calles durante los cinco días más esperados por la chavalería de Caravaca, pues es tiempo de juego y bailes, y de probarse a uno mismo para ver cuánto ha crecido durante el año anterior tratando de alcanzar las enormes manos de los Gigantes.

Tras los Festejos, la dulzaina del Tío de la Pita queda en silencio hasta el año siguiente, y los gigantes y cabezudos duermen su sueño reparador en la antiquísima Ermita de San Sebastián, deseando el pueblo caravaqueño que vuelvan a salir de su sopor al grito de “¡Gandules, gandules…!” mientras el Tío de la Pita vuelve a bajarse del autocar tocando aquello de:

“Serafina está en la esquina, más seca que una sardina.
Serafina, Serafina.
Serafina la Rubiales es una chica muy fina.
Serafina, Serafina.
Serafina mueve los pinreles,
que tu cara es un manojo de claveles.
Serafina, deja a ese bribón.
Serafina de mi alma, Serafina de mi corazón”.

Fuentes: Caravacaenfiestas.com

Antonio García Martínez-Reina nombrado ‘Hijo Predilecto de la Ciudad’

Antonio García Martínez-Reina nombrado ‘Hijo Predilecto de la Ciudad’

Antonio García Martínez-Reina nació en Caravaca de la Cruz en 1954.Cursó sus primeros estudios en el colegio de ‘La Consolación’ y estudió Bachillerato en el instituto ‘Cervantes’. Completó la carrera de Maestro en la Universidad de Murcia y, posteriormente, estudió Pedagogía Terapéutica.

Su trayectoria como docente la desarrolló en el colegio público San Francisco, en el colegio de Educación Especial ‘Ascruz’ y en el C.E.I.P.Cervantes.

En el año 1987 fue elegido alcalde de Caravaca, cargo que desempeñó durante tres mandatos, impulsando numerosas iniciativas para el desarrollo y modernización del municipio, a través de la creación de nuevas infraestructuras públicas municipales y medidas de revitalización del casco histórico, entre otros proyectos.

Consiguió que el Paraje de las Fuentes del Marqués fuera patrimonio de la ciudad de Caravaca, fue el propulsor de la reapertura del Teatro Emilio Thuillier y del arreglo de la Plaza de Toros.

Su vocación de servicio público e interés por la política se despertó a una edad muy temprana de la mano de su padre, Ginés García Andreu, que fue el primer candidato a la Alcaldía por el Partido Socialista.

Tras su paso por la política municipal, volvió a su trabajo como maestro y regresó a la docencia en el Centro Comarcal de Educación de Personas Adultas del Noroeste, desarrollando una intensa labor educativa durante los últimos 12 años.

Por todo ello, El Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz nombro a Antonio García Martínez-Reina ‘Hijo Predilecto’ de la ciudad el día 27 de enero del 2018. El que fuera alcalde del municipio entre 1987 y 1999 fue distinguido, a título póstumo, con este reconocimiento recogido en el Reglamento Municipal de Honores y Distinciones.

Numerosos familiares, amigos y compañeros del ámbito político y docente del que fuera alcalde de Caravaca, se han dado cita en el acto institucional celebrado en el Salón de Plenos del Consistorio, en el que se le ha otorgado el nombramiento ‘Hijo Predilecto de la Ciudad’, a título póstumo.

El alcalde de Caravaca de la Cruz, José Moreno, acompañado por la Corporación Municipal, ha hecho entrega de este reconocimiento recogido en el Reglamento Municipal de Honores y Distinciones a las dos hijas del distinguido. Además del alcalde, durante el acto han tomado la palabra Germán Sánchez Campos, Luis Gabriel Martínez Elbal y Juan Calos Gómez Triguero, quienes han recordado sus vivencias junto al homenajeado y han hablado de su trayectoria como alcalde, amigo y compañero.

 

Hoy su familia y amigos están orgullosos de este nombramiento de Hijo Predilecto, porque saben que es también un orgullo para Caravaca haber tenido la suerte de que Antonio García Martínez-Reina haya sido su alcalde.

Fuentes:

www.murciaconfidencial.com

www.laopiniondemurcia.es

elnoroestedigital.com

www.caravaca.org

El escritor caravaqueño Miguel Espinosa

Miguel Espinosa Gironés es un escritor poco conocido por el gran público, pero sí reconocido por la crítica y el mundo académico. Muchas de sus obras se publicaron años después de ser escritas; algunas, incluso, de forma póstuma.

Miguel Espinosa está considerado uno de los grandes escritores murcianos del siglo XX.

Espinosa se da a conocer al gran público a raíz de la publicación, en 1974, de la que es considerada su mejor y más importante obra, Escuela de Mandarines, con la que ganó el Premio Ciudad de Barcelona.

Miguel Espinosa Gironés nace en la localidad murciana de Caravaca de la Cruz el día 4 de octubre de 1926, en el seno de una familia acomodada, compuesta por el matrimonio de Juan Espinosa Dato y Maravillas Gironés Robles. La casa en la que nace el escritor se encuentra enclavada en la proximidad de conventos fundados por Santa Teresa de Jesús y San Juan de Ávila respectivamente, autores que Miguel Espinosa leerá desde joven y que no dejarán de tener su impronta en la futura obra del escritor.

Comienza a realizar estudios elementales en un colegio de Caravaca, donde pronto sobresale por su inusitada inteligencia. Cuando en octubre de 1935 su familia  se traslada a Murcia, Miguel se incorpora al colegio de los Maristas, institución que deberá abandonar durante los años de Guerra Civil para volver a incorporarse, finalizada ya la contienda.

En 1943 tiene lugar un acontecimiento que cambiará su situación drásticamente, fallece su padre y con ello la familia queda económicamente desamparada, por lo que Espinosa se ve obligado a hacerse cargo de las representaciones comerciales del padre.

Miguel Espinosa ya sentía por esta época una creciente vocación literaria que comienza a plasmar en el papel al tiempo que trabaja en los negocios paternos.

En 1944 finaliza el Bachillerato y emprende la carrera de Derecho en la Universidad de Murcia, donde pronto adquirirá fama de alumno rebelde.

 

El 3 de noviembre de 1951 contrae matrimonio con Teresa Artero Aréu, joven aprendiz de modista que había conocido tiempo antes y con la que tendrá dos hijos: Juan y Maravillas.

Por esta época ya había escrito Espinosa algunos ensayos y la novela Prometeo encadenado, y en 1954 decide comenzar a escribir la primera versión de la que sería su obra más emblemática, Escuela de Mandarines, que tras diversas versiones y revisiones sería publicada en 1974.

 

El año que comenzaba a escribir la novela, Espinosa conoce en el Café Santos a la que fue su musa de inspiración, una joven estudiante de químicas llamada Mercedes Rodríguez García, que encarnará a diversos personajes femeninos de su obra, entre ellos el de la mítica Azenaia Parzenós de Escuela de Mandarines.

Etapa madrileña

Mientras redondea la primera versión de Escuela de Mandarines, Espinosa se embarca en otros trabajos, como Reflexiones sobre Norteamérica, que sale a la luz en 1957, año en el que  agobiado por las estrecheces económicas de su familia decide trasladarse a Madrid en 1961 en busca de mejor fortuna. Allí trabaja Espinosa en empresas de exportación que irán recuperando su maltrecha economía, simultáneamente a que también entra en contacto con intelectuales de referencia en la época como Enrique Tierno Galván, Ridruejo, Aranguren, etc., aunque pronto se alejará de ellos y de todo el ámbito artístico e intelectual.

En su etapa madrileña, Espinosa continúa escribiendo y construye dos nuevas obras: Asklepios, que permanecerá inédita hasta 1985, y Forma y revelación del mundo (Filosofía de elucidaciones).

Una vez que su economía ya se encuentra restablecida pide traslado a Murcia en 1964 donde comienzan los mejores años de la vida del carismático escritor.

Regreso a Murcia

En esta nueva y feliz etapa de su vida, Miguel Espinosa escribe la tercera y definitiva versión de Escuela de Mandarines, al tiempo que va abandonando los negocios de exportación por la asesoría jurídica, lo que le deja mayor porción de tiempo a su verdadera vocación, la escritura.

Con Escuela de mandarines finalmente terminada, Espinosa, no sin dificultades, consigue que la editorial barcelonesa Libros de la Frontera se la publique en 1974. Decisión de la que no se arrepentiría la vacilante editorial, ya que la novela un año después será premiada con el Premio Ciudad de Barcelona.

En 1980 publica Espinosa La Tríbada falsaria, primera parte de lo que sería su libro Tríbada. Theologiae Tractatus, propiciando un gran revuelo en Murcia, parejo a la gran estima literaria con la que sería acogida la obra.

El 1 de abril de 1982 fallecía Miguel Espinosa víctima de un infarto de miocardio.

Galardones

  • Premio Ciudad de Barcelona (1975).

Obra

  • Las Grandes Etapas de la Historia Americana (Bosquejo de una Morfología de la Historia Política Norteamericana), (1957), reeditado como Reflexiones sobre Norteamérica
  • Escuela de Mandarine] (1974, Premio Ciudad de Barcelona).
  • La tríbada falsaria (publicado en 1980).

Obra póstuma

  • La tríbada confusa (publicado en 1984).
  • Tríbada. Theologiae Tractatus, (publicado en 1987, edición conjunta de La tríbada falsaria y La tríbada confusa).
  • Asklepios, el último griego (publicado en 1985).
  • La fea burguesía (publicado en 1990).
  • Canciones y decires (publicado en 2004).
  • Historia del Eremita (publicado en 2012). Alfaqueque Ediciones.

 

Fuentes:

www.es.wikipedia.org

www.miguelespinosagirones.es

www.regmurcia.com

www.elpais.com

www.laopiniondemurcia.es

 

PACO PIM

En esta ocasión vamos a dedicar la entrada del blog a un ilustre personaje de nuestra reciente historia local: Paco Pim.

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Don Francisco: trabajador incansable, gran conversador, hombre con gran sentido del humor, de prodigiosa memoria y saber, sencillo y amigo de todos, vino al mundo allá por 1924 en la murciana localidad de Espinardo donde sus padres residían por motivos laborales. En 1931, a los 7 años de edad, regresó a Caravaca donde trascurrió su niñez y adolescencia. Posteriormente, tras años trabajando en la empresa privada, como empleado por cuenta ajena (fue contable en una fábrica de alpargatas y jefe de recambios y  administración  en el desaparecido Garaje Ford), cursó estudios de Graduado Social montando su propia empresa, primero en su provisional ubicación de la calle del Pilar, y, posteriormente, en la Gran Vía. Paco Pim fue durante sus muchos años de ejercicio profesional el “paño de lágrimas” de gentes de toda clase y condición a quienes sacó de apuros administrativos y agilizó la burocracia relacionada con la Seguridad Social, y, desde la más estricta legalidad, “arregló los papeles” para pensiones, contratos, etc. Su buen hacer profesional unido a sus cualidades personales le granjearon el cariño de las gentes de esta ciudad.

Francisco Sánchez Martínez, más conocido como “Paco Pim”, quien falleció a comienzos de este año 2016, concretamente un 20 de enero a los 92 años de edad, era persona muy querida en Caravaca de la Cruz, ciudad en la que una de sus principales plazas, la antes llamada plaza Elíptica, lleva el nombre con el que popularmente se le conocía. Paco Pim tuvo una importante presencia en la sociedad caravaqueña en la que fue, a saber: pregonero de la Semana Santa en 1998,  pregonero de las fiestas patronales en el 2004, Moro del Año en el 2002, Cofrade de Honor y Moro de más edad en activo en el 2003, Hermano Mayor de la Cofradía de la Stma. y Vera Cruz entre los años 1994 a 1997: siendo uno de los artífices que hicieron posible la concesión de Año Santo a perpetuidad para la Cruz de Caravaca, creador de la Capilla de la Vera Cruz en la Basílica- Santuario, logró asimismo la cesión del inmueble sito en la calle de Las Monjas (conocido como Casa de la Cruz) para convertirlo en sede de la Cofradía de la Vera Cruz, presidió la Fundación Pía de la Vera Cruz, fue presidente del Círculo Mercantil y fue también miembro fundador de los Reales Halcones Negros del Desierto, es decir, perteneció a la generación que hizo posible la Renovación de las Fiestas de la Vera Cruz en 1959.

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Para terminar este artículo una curiosidad: ¿por qué le llamaban Paco Pim? Gracias a la gentileza de su nieta Gloria Gómez, quien transcribió una conversación mantenida con él en la que lo contaba, os hacemos partícipes del origen de tal apelativo. Dejemos que sea el propio Don Francisco el que nos lo cuente:

“Era el día de la Purísima de 1941, era martes, yo vivía en la Cuesta de Don Álvaro, arriba en la placeta y había bajao, como era fiesta, me había encontrao con Blas Vera en la puerta de las pilaricas, luego bajó Pedro Campos Orrico, que también vivía en la Cuesta de Don Álvaro y estando allí, también estaba Antonio Robles, y en esto que viene Ginés García Andreu, venía con un períodico que se llamaba Gol y que era igual que hoy el Marca y, como era martes, digo déjame que vea los resultaos del futbol y me da el periódico y cuando yo estoy leyendo el períodico, dice dame el periódico que baja por ahí la Maruja, que fue después su mujer, que eran novios, que vamos a misa y faltan tres minutos, digo espera leche, que estoy leyendo la historieta de Paco Pim, porque venía una historieta que ponía “Paco Pim, hombre gordo y deportista”, dice tu sí que estas hecho un Paco Pim, luego por la tarde, aunque no habíamos comío ni él ni yo, el Pedro Campos Orrico, subió allí a mi casa…has comío ya Paco Pim, digo no, eso que hemos hecho no ha sio na, pero en fin, vámonos que llevo aquí dos puricos de esos finos, nos vamos a las Fuentes y nos los fumamos. Salimos pa arriba, nos fuimos a las Fuentes, nos fumamos los puros y cuando volvimos (sí, ya llevaba yo los pantalones largos), él se fue a buscar a la camarillla y yo me fui a mi casa por si había alguna cosa que poderse comer y cuando los encuentra él a ellos ya en la Gran Vía, dicen pos dónde te has metió? Dice, yo me he ido con Paco Pim a las Fuentes, nos hemos fumao un purico, dicen vaya hombre….y ya, a partir de entonces…Paco Pim”.

 

 

 

Fuente:

Gloria Gómez Sánchez

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