La Semana Santa en Caravaca de la Cruz

Los primeros documentos que testimonian la celebración de procesiones durante la Semana Santa en Caravaca de la Cruz datan de mediados del siglo XVI. De esa época se conoce la existencia de una procesión la tarde de Jueves Santo. A fines de ese siglo se detalla que la referida procesión era de disciplina, figurando en ella una imagen de Jesús con la Cruz a cuestas y una Virgen Dolorosa.

Del siglo siguiente hay noticias sobre la realización de otras procesiones además de las ya reseñadas, en concreto dos en la tarde del Viernes Santo y otra el Domingo de Resurrección. La primera de ellas partía de la Parroquia de El Salvador y se dirigía a la Ermita de la Reja pasando por todas las ermitas que formaban el Vía Crucis, allí se realizaba la ceremonia del desenclavamiento de Cristo y con esta imagen marchaban hasta la Iglesia de la Soledad, donde concluía. De esta Iglesia partía la segunda de ellas, llamada del Entierro de Cristo, instituida por don Pedro Muñoz de Otálora en 1654. La tercera tenía lugar el Domingo de Pascua con una imagen del Niño Jesús entronizado con los atributos del triunfo de la Cruz sobre el pecado y la muerte. Ésta última imagen estaba en la Iglesia de la Compañía de Jesús.

En el siglo XVIII algunas de las procesiones que se realizaban llegaban hasta el Santuario de la Vera Cruz. A comienzos del siglo XIX la del Jueves Santo por la tarde salía de la Ermita de Nuestra Señora de la Concepción y la del Viernes Santo por la mañana de la de Nuestro Padre Jesús.

El momento de mayor esplendor de las procesiones de Semana Santa en Caravaca tuvo lugar a mediados del siglo XIX, participando en ellas, además de los penitentes, una gran cantidad de personas que desfilaban representando cuadros escénicos como “La calle de la amargura”, “Moisés en el Sinaí” o “La prisión de Jesús”, niños personificando al Pueblo Hebreo y escuadrones de soldados romanos que abrían los cortejos pasionales, a veces a caballo.

Sin embargo, a fines de este siglo entran en una gran decadencia llegándose a celebrar únicamente la del Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo que era costeada por la Marquesa de Salar.

En 1897 se reorganizan las cofradías de Semana Santa dando lugar a un programa de procesiones muy parecido al actual. La prensa regional informa así del suceso: “Son cinco las hermandades que se preparan para la Semana Santa, son los morados, azules, encarnados, blancos y negros”.

Terminada la Guerra Civil vuelven a organizarse procesiones, aunque limitadas a los días de Miércoles, Jueves y Viernes Santo. En 1945 se funda la Cofradía del Stmo. Cristo de los Voluntarios creadora de la Procesión del Silencio en la noche del Jueves Santo, desapareciendo en 1950 la llamada Procesión de la Pasión que tenía lugar la tarde de ese mismo día.

En los años sesenta del pasado siglo vuelve a producirse una crisis desapareciendo todas las procesiones excepto la del Silencio y la del Santo Entierro. En 1967 comienzan de nuevo a salir algunas cofradías y ya en 1969 se establece el modelo que se sigue en la actualidad.

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Fuentes:

regmurcia.com

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