2020: UN AÑO DE LUCES Y SOMBRAS

Este año de 2020 que acaba de finalizar pasará a los anales como un año aciago marcado por la pandemia del Covid-19. A los enfermos y muertos de la pandemia hay que sumar una grave crisis económica resultante de ésta, la incertidumbre de estos tiempos, el miedo a viajar, eso cuando no la imposibilidad de hacerlo por las severas medidas restrictivas a la movilidad que se han decretado debido a esta emergencia sanitaria. Todo lo cual hace que este año pasado sea para el turismo un año desolador. Pero no todo ha sido malo para Caravaca de la Cruz. Algunas cosas buenas ha traido este año ya periclitado. Citemos tres que van a perdurar en el tiempo:

1) El 16 de diciembre de 2020 será recordado con júbilo como el día en que los Caballos del Vino fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en su 15º Comité. No cabe aquí sino el agradecimiento a todas aquellas personas e instituciones que han hecho posible esta distinción.

Cartel conmemorativo de la declaración de los Caballos Del Vino como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, obra del reconocido artista Nicolás De Maya.

2) El 20 de diciembre de 2020 comparecieron en la iglesia de San José el alcalde de Caravaca de la Cruz, José Francisco García, y el presidente de la CC. AA. de la Región de Murcia, Fernando López Miras, para informar que la Comunidad Autónoma había adquirido el antiguo convento de Carmelitas Descalzas y la iglesia de San José, emblemático conjunto arquitectónico que ha estado en manos privadas y que, por primera vez, pasa a ser de titularidad pública. En esa comparecencia también se esbozaron numerosos proyectos relacionados con el inmueble que a buen seguro, si llegan a buen puerto, harán de este edificio un referente no solo regional sino incluso nacional.

3) Por último, a finales del pasado año se comenzó la rehabilitación de la que se considera fue la casa, a la sazón en estado ruinoso, donde San Juan de la Cruz se hospedó en sus visitas a Caravaca de la Cruz. Las obras, financiadas por la familia propietaria, han sido llevadas a cabo bajo la dirección del arquitecto Luis Martínez-Carrasco.

Escultura de San Juan de la Cruz en la plaza que lleva su nombre, obra de Rafael Pi Belda

Como hemos visto, no todo ha sido malo en este pasado año. Algunas cosas buenas ha deparado que, a buen seguro, perdurarán en el tiempo más allá de este fatídico 2020.

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