La Navidad trae cada año un buen puñado de costumbres y tradiciones que se reproducen, casi al unísono y tal como si nos hubiésemos puesto de acuerdo en uno de esos pantagruélicos grupos de Whatsapp, en prácticamente todos los puntos de la Región de Murcia. Montar el muy murciano belén; elaborar los clásicos licores invernales licorcafé, vino de nueces, mistela, que se preparan en los meses previos; la desenfrenada carrera por las tiendas aprovisionándonos de las codiciadas gambas o la pierna de cordero o cabrito, y el caldico con pelota para cuando el sistema digestivo pida cuartel. Y desde luego, no pueden faltar los tradicionales dulces de pascuas de los cuales en nuestro Noroeste y nuestra Caravaca de la Cruz contamos con una buena panoplia, para regocijo de golosos grandes y chicos.
La inconfundible raíz árabe del dulce navideño murciano
El origen más primigenio del dulce de navidad, sin ser un consenso absoluto, nos remite a una celebración del solsticio de invierno, evento a partir del cual las horas de luz se prolongan en el día, recibiendo los hogares tal suceso astronómico con la degustación de dulces elaborados con trigo.
Más cercano a nuestro tiempo, está el origen religioso, el mandato de tomar menos carne y sustituirlo por sencillas elaboraciones de trigo y azúcar que se asemejan al cuerpo de Cristo.
En la Región de Murcia, dada la secular presencia de musulmanes y linde con los reinos nazaríes, hemos heredado algunas de las producciones reposteras árabes con las que culminamos las comidas navideñas y de las que, como si de un estricto protocolo se tratase, apenas hallamos rastro alguno fuera de esta época. Tales dulces tienen como ingredientes básicos la almendra, introducida en la Península por los musulmanes, y la miel, muy popular en la repostería árabe. Así, contamos con el muy caravaqueño alfajor, un imprescindible en toda mesa, de trabajosa elaboración pero dulcísimo sabor. Un pasta compuesta por la mencionada almendra y miel, con variaciones de cada casa como canela, ralladura de limón, anís… aplanada entre dos grandes obleas que presentan, tradicionalmente, la Cruz de Caravaca. No en vano nuestra ciudad ha sido una gran productora de obleas desde generaciones atrás, haciéndose muy populares en toda la Comarca del Noroeste.
Otro dulce de Navidad presente en nuestros hogares es el cordial, pequeño y humilde bocado de almendra y azúcar sobre una base de, una vez más, la sempiterna oblea de Caravaca.
Más propio de las latitudes septentrionales del Noroeste, pero muy consumido y demandado en Caravaca, es el exquisito mazapán, del cual se dice, alimentaba a las tropas musulmanas en la famosa batalla de las Navas de Tolosa. Es este un postre saciante y contundente, de nuevo de clara génesis árabe, habida cuenta de sus clásicos ingredientes almendra y miel.
“¡No eres verdadero cristiano si no comes este dulce!”
Aunque parezca un cuento, había ciertos dulces de navidad que preferiblemente debían comerse en público u ofrecerlos a las visitas para demostrar la propia y franca cristiandad. Y esto era así por un motivo muy sencillo: entre sus ingredientes se contaba la manteca de cerdo; empleada por los cristianos, prohibidísima a los musulmanes. En este sentido, un clásico postre de pascuas es el mantecado, hecho con huevos, canela, azúcar, y la citada manteca. En nuestra tierra es muy común hallarlos en forma de corazón o estrella. Sin olvidar el popular manchego espolvoreado con azúcar glas.
Los muy de aquí, muy nuestros
Ya os hemos hablado del tradicional alfajor caravaqueño, pero esta travesía por la repostería de pascuas no quedaría completa sin las exquisitas yemas de Caravaca, el dulce enseña de nuestra localidad y cuya tradición se remonta varios siglos. Este producto, cuya receta propia se atesora celosamente en cada obrador, tiene como fundamento la yema de huevo y el azúcar, mezclados en una textura cremosa y recubierta de chocolate o caramelo sólidos. Un auténtico espectáculo para las papilas gustativas, y no podrás comer solamente una.
Estos son los dulces de Navidad más típicos de Caravaca y alrededores, pero desde luego no faltan los turrones, los bombones, los polvorones, y demás eternos de la bandeja de dulces en casa de los abuelos.
Os gusten más los dulces o los salados, ¡feliz Navidad y mejor año entrante!