Curiosidades y anécdotas sobre Martín Robles, el “Niño de Caravaca”

Aquí os dejamos este interesante artículo de Francisco Fernández sobre un artista caravaqueño, quizás poco conocido hoy en día, cuya fama en su momento traspasó fronteras.

Hace poco se cumplió el 109 aniversario del nacimiento de uno de los artistas caravaqueños más relevantes, me estoy refiriendo a Martín Alejo Robles Martínez, conocido en el mundo del espectáculo con el sobrenombre de “Niño de Caravaca”, extraordinario cantaor flamenco que vino al mundo en el caserío de la Torre Mata a las 6 de la mañana del 17 de julio de 1905. Hijo de José Robles Robles, de profesión bracero, y de Josefa Martínez Robles, de tan solo 19 años de edad, fue bautizado al día siguiente en la Parroquial de El Salvador de nuestra ciudad. A pesar de que en los últimos tiempos se han publicado diversos artículos sobre este singular personaje, aún permanecen desconocidas determinadas facetas de su vida profesional, lo que unido a algunas incorrecciones incluidas en ellos, me ha llevado a dedicarle este artículo, no como una biografía detallada, sino, más bien, como recopilación de algunas noticias que a lo largo del tiempo he recogido en distintas hemerotecas. Poco he podido averiguar de sus comienzos, tan solo que emprendió su carrera profesional bastante joven, actuando en diversos locales de Cartagena, siendo el primero de ellos el “Café La Puñalá”. Las primeras noticias fiables datan de febrero de 1929, fecha en que se encontraba actuando en el Teatro Pavón de Madrid, formando parte de la Compañía de Fernando Porredón, que representaba en aquellos momentos la obra de Antonio Quintero y Pascual Guillén “La Copla Andaluza”. La obra tuvo un gran éxito, logrando superar el centenar de representaciones; para poder asistir a la misma había que sacar las entradas con 4 días de antelación. Se trataba de una comedia costumbrista de ambiente andaluz salpicada de números musicales a cargo de reconocidos artistas como “Perosanz”, “Centeno”, “Dora”, “Roldán” y el propio “Niño de Caravaca”. Tras finalizar en la capital, la obra salió de gira por provincias, pero, debido al tremendo éxito obtenido en Madrid, “el mayor de la temporada”, se formaron 4 compañías diferentes para recorrer toda la península y presentar la obra de la manera más inmediata posible. El “Niño de Caravaca” se integró en la dirigida por el prestigioso actor y director Rafael María de Labra, en la que figuraba como primera actriz Luisa Leiden, formando parte del cuadro flamenco, en el que también estaban “Niño de Alcalá”, “Niño de Rodas”, “Niña del Patrocinio”, los guitarristas Paterna (padre e hijo) y el bailaor Pepe Linares. Con esta compañía recorrió toda la zona levantina, visitando, entre otras, Valencia, Alicante y Murcia. En esta última, las actuaciones tuvieron lugar en el Teatro Circo Villar los primeros días de mayo de 1929, repitiéndose el triunfo de otros lugares: “El público la siguió con gran interés desde el primer momento y tuvo numerosísimos aplausos para todos los actores, así como para los cantaores Niño de Caravaca, Niño de Rodas y Niño de Alcalá”. No ocurrió lo mismo en el Teatro Monumental de Alicante, donde no gustó la obra, aunque sí su parte musical: “el público, si aplaudió, lo hizo tan solo premiando la labor de los cantaores, de los tocadores de guitarra y del bailaor”. Tras el periplo levantino, el “Niño de Caravaca” regresó a Madrid, donde pasó a formar parte de la Compañía dirigida por Vicente Mauri, volviendo a poner en escena la exitosa “La Copla Andaluza”. Seguidamente surgió el proyecto de cruzar el Atlántico para estrenar la obra en Buenos Aires. Nuestro protagonista aceptó la oferta, presentándose, de este modo, por primera vez en Argentina, donde obtuvo un rotundo éxito, destacando la crítica los inigualables fandanguillos surgidos de la garganta de nuestro paisano. En la Argentina permanecerá casi un año, regresando a España en abril de 1930 con la cotización y el prestigio en alza. Su primer compromiso fue la nueva obra de Quintero y Guillén, titulada “El Alma de la Copla”, a cargo de la compañía de Anita Tormo, en la que volvió a tener como compañero al cantaor Miguel Centeno, anunciándose de manera destacada su reaparición “después de sus grandes éxitos por América” y siendo calificado como “el triunfador de América del Sur” y “figura del cante 1930”. La compañía simultaneó esta obra con “La Niña del Albaicín”, que fue estrenada el 1 de mayo de ese año. Seguidamente pasó a la Compañía de Manrique Gil, con la que estrenó en el Teatro de la Latina el drama popular en 8 cuadros “La hija de Juan Simón”. El elenco artístico estaba formado por los cantaores Pepita Llacer, “Niño de Sevilla”, “Niño de la Puerta del Ángel”, los guitarristas Luís Yange y “El Habichuela” y el bailaor “Ramironte”, además de nuestro paisano. La obra se estrenó el 16 de junio, recibiendo “aplausos entusiastas que obligaron a repetir diversas canciones”. La labor del “Niño de Caravaca” fue especialmente destacada siendo, según la crítica, “obligado por las ovaciones a cantar coplas y coplas extraordinarias”. El triunfo de esta obra, unido a sus éxitos anteriores y a la fama obtenida en Sudamérica, le situaron en un lugar de privilegio, aclamado y querido por el público y aceptado por la sociedad más selecta que le invitaba a sus fiestas y reuniones. En este sentido podemos recordar su célebre actuación en el Hotel Ritz de Madrid, en la verbena organizada por el Lyceum Club Femenino”, cuya invitación especificaba que “las señoras acudirán con Mantones de Manila y los caballeros de etiqueta”, compartiendo cartel con Laura San Telmo, “La Andalucita” y el guitarrista José Romero “El Habichuela”. Convertido ya en primera figura, durante los años siguientes desarrollara una prestigiosa carrera, repleta de éxitos, tanto en el mundo discográfico (estuvo contratado por la compañía “La voz de su amo” y llegó a grabar, según su propio testimonio, 85 discos, con éxitos resonantes como los fandangos “Porque a ti te ha engañado una”, las colombianas “Paseando con mi potro”, la taranta “La vi llorar un día” o la milonga “Yo te quiero, Soleá”, lo que refleja su versatilidad y capacidad para cantar diferentes palos, aunque su preferido siempre fue la taranta) como en el cinematográfico (intervino en 19 películas) y musical; destacando en este último sus Grandiosas Veladas de Opera Flamenca, con el que obtuvo clamorosos éxitos tanto en la capital como en las innumerables ciudades que visitó, alabado siempre por “su magnífica voz y gusto”. En septiembre de 1933, el “Heraldo de Madrid” publicaba la noticia de la presencia en nuestro país de Emilio Losada, empresario del Teatro Mayo de Buenos Aires, para contratar a varios artistas para actuar en su país. A través del representante de variedades Manolo Hidalgo, son contratados, entre otros, al “Niño de Caravaca”, Gloria Maravillas, “La Andalucita”, Soledad Pacheco, “Niña de Écija” y Julio Alonso. El grupo embarcó en Cádiz con destino a Buenos Aires el 10 de septiembre, estando anunciado su debut en esa ciudad el 30 de ese mes. Los éxitos en Argentina se sucedieron ininterrumpidamente, convirtiéndose en uno de los artistas más distinguidos del momento. A pesar de que algunos de los espectáculos no estuvieron a la altura esperada, su labor fue siempre reconocida por la crítica. Así ocurrió con el titulado “España gitana” de 1935 y con el siguiente, “Tu gitano y yo gitana”, del mismo año. La prestigiosa revista teatral argentina “Caras y Caretas”, refiriéndose al primero de ellos, dijo de nuestro paisano que era un “cantaor excepcional y sus guajiras tienen el sello de lo insuperable”, mientras que en el segundo, su participación fue, en opinión del crítico, lo único destacable: “lo que más me agradó fue una copla que cantó entre bastidores el Niño de Caravaca ¡Un primor! Eso es Andalucía y no las chapucerías de la obra”. En 1936 comenzó a colaborar en el programa “la Voz de España”, emitido por Radio Prieto, siendo especialmente memorable el programa realizado con motivo del Día de la Raza de ese año, en el que intervinieron también destacadas figuras de la canción como Patrocinio Díaz, Nelly Omar, Alberto Acuña, “La Satanela” y Visi Arias, así como el festival a beneficio de la Asociación Argentina de Actores, organizado por la referida revista “Caras y Caretas” el 17 de octubre de 1936. Respecto a su llegada a Argentina se llegó a publicar una rocambolesca versión según la cual, fue obligado a ello, embriagado y raptado. Posteriormente se estableció en Méjico donde continuó su disfrutando de grandes éxitos y del cariño del público.

Fuente: www.elnoroestedigital.com

 

La Semana Santa en Caravaca de la Cruz

Los primeros documentos que testimonian la celebración de procesiones durante la Semana Santa en Caravaca de la Cruz datan de mediados del siglo XVI. De esa época se conoce la existencia de una procesión la tarde de Jueves Santo. A fines de ese siglo se detalla que la referida procesión era de disciplina, figurando en ella una imagen de Jesús con la Cruz a cuestas y una Virgen Dolorosa.

Del siglo siguiente hay noticias sobre la realización de otras procesiones además de las ya reseñadas, en concreto dos en la tarde del Viernes Santo y otra el Domingo de Resurrección. La primera de ellas partía de la Parroquia de El Salvador y se dirigía a la Ermita de la Reja pasando por todas las ermitas que formaban el Vía Crucis, allí se realizaba la ceremonia del desenclavamiento de Cristo y con esta imagen marchaban hasta la Iglesia de la Soledad, donde concluía. De esta Iglesia partía la segunda de ellas, llamada del Entierro de Cristo, instituida por don Pedro Muñoz de Otálora en 1654. La tercera tenía lugar el Domingo de Pascua con una imagen del Niño Jesús entronizado con los atributos del triunfo de la Cruz sobre el pecado y la muerte. Ésta última imagen estaba en la Iglesia de la Compañía de Jesús.

En el siglo XVIII algunas de las procesiones que se realizaban llegaban hasta el Santuario de la Vera Cruz. A comienzos del siglo XIX la del Jueves Santo por la tarde salía de la Ermita de Nuestra Señora de la Concepción y la del Viernes Santo por la mañana de la de Nuestro Padre Jesús.

El momento de mayor esplendor de las procesiones de Semana Santa en Caravaca tuvo lugar a mediados del siglo XIX, participando en ellas, además de los penitentes, una gran cantidad de personas que desfilaban representando cuadros escénicos como “La calle de la amargura”, “Moisés en el Sinaí” o “La prisión de Jesús”, niños personificando al Pueblo Hebreo y escuadrones de soldados romanos que abrían los cortejos pasionales, a veces a caballo.

Sin embargo, a fines de este siglo entran en una gran decadencia llegándose a celebrar únicamente la del Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo que era costeada por la Marquesa de Salar.

En 1897 se reorganizan las cofradías de Semana Santa dando lugar a un programa de procesiones muy parecido al actual. La prensa regional informa así del suceso: “Son cinco las hermandades que se preparan para la Semana Santa, son los morados, azules, encarnados, blancos y negros”.

Terminada la Guerra Civil vuelven a organizarse procesiones, aunque limitadas a los días de Miércoles, Jueves y Viernes Santo. En 1945 se funda la Cofradía del Stmo. Cristo de los Voluntarios creadora de la Procesión del Silencio en la noche del Jueves Santo, desapareciendo en 1950 la llamada Procesión de la Pasión que tenía lugar la tarde de ese mismo día.

En los años sesenta del pasado siglo vuelve a producirse una crisis desapareciendo todas las procesiones excepto la del Silencio y la del Santo Entierro. En 1967 comienzan de nuevo a salir algunas cofradías y ya en 1969 se establece el modelo que se sigue en la actualidad.

Os invitamos que conozcáis personalmente esta “Semana de Pasión” en Caravaca de la Cruz. Seguro que os encantará. Pincha aquí para consultar el programa.

 

Fuentes:

regmurcia.com

La curiosa tradición del Viernes de Lázaro en Caravaca de la Cruz

Aprovechando que este viernes 16 de marzo se celebra en la Real Basílica-Santuario de la Stma. y Vera Cruz de Caravaca el llamado Viernes de Lázaro, dedicamos el blog de hoy a esta curiosa tradición.

Actualmente en estas fechas (14, 15 y 16 de marzo) se celebra un triduo en honor a San Lázaro, pero la celebración antigua tuvo una forma algo diferente.

Parece ser que era costumbre en tiempos más pretéritos acudir el mencionado viernes anterior al de Dolores al Santuario de la Vera Cruz, donde desde el siglo XVIII al menos, existe en el lado de la Epístola un altar dedicado al bienamado amigo de Cristo, muerto por enfermedad y resucitado por Su voluntad. Los caravaqueños se congregaban por cientos en el templo, durante todo el día, para orar en el altar de San Lázaro, quizás como parte del atávico sentimiento de suplicar a los Santos remedios imposibles para la mano humana, o como pleitesía a los fallecidos, como lo estuvo Lázaro. Era en efecto un día multitudinario, alcanzando su máxima afluencia a las 3 de la tarde, la hora del miserere, cuando “la iglesia se quedaba pequeña y el espacio dedicado a velas y cirios rebosaba hasta el peligro de incendio por saturación“.

¿Una costumbre de raíces en la Europa del Este?

A día de hoy no se ha esclarecido con nitidez el origen de ésta costumbre caravaqueña del Viernes de Lázaro. Algunas investigaciones antiguas y pendientes de revisión apuntan a que tal tradición fue importada por alguien con la buena intención de revitalizar la afluencia de fieles al Santuario en esta fecha concreta, dado que la presencia masiva de caravaqueños en el Viernes de Dolores y el Viernes Santo en el Castillo se daba por sentada.

Existe una hipótesis sobre las raíces de ésta tradición que habla de la cristianización de una festividad eslava con origen en Serbia y que responde al nombre de Sábado de Lazarel o Sábado de las Flores. En tal festividad, celebrada el sábado antes de Ramos, es costumbre entre otras que las muchachas jóvenes, en grupo de tres máximo y vistiendo una de ellas al estilo nupcial, marchen con hojas de sauce adornando su cabello, cantando un himno triste y melancólico que habla de la trágica muerte de un tal Lazarel, víctima de una caída mortal desde un árbol al intentar coger una flor para su amada prometida. No deja de ser una celebración de origen pagano, de celebración de la Primavera.

El cómo ésta festividad llegó a Caravaca, cristianizada y adaptada a las fechas y el contexto religioso local, es aún un misterio. Sin duda existen coincidencias entre el caravaqueño Viernes de Lázaro y el eslavo Sábado de Lazarel, como la celebración de ambos a inicios de Primavera, tomando como base la muerte, y con los lamentos tanto de las hermanas del resucitado amigo de Cristo como de la prometida de Lazarel y sus acompañantes. Sea como fuere, ésta curiosa tradición caravaqueña que tanta popularidad amasó en el siglo pasado y que cayó en el olvido durante muchos años, hoy en día está recuperada en forma del mencionado triduo a San Lázaro, que si bien difiere de las maneras antiguas de ésta costumbre, en esencia su significado no ha cambiado y sigue concentrando a muchos caravaqueños y caravaqueñas con ánimo de rendir culto a Lázaro, uno de los pocos mortales corrientes y molientes que ha vuelto de la muerte para contarlo.

Fuente: ‘Crónicas para la Historia de Caravaca’. J. A. Melgares Guerrero.

EL FRACKING Y LA COMARCA DEL NOROESTE

Aprovechando que hoy se proyecta en el teatro Thuillier la película “Tierra Prometida” dentro del ciclo de Cine Medioambiental organizado por la Concejalía de Medio Ambiente en colaboración con Caralluma, Asociación para la defensa de la Naturaleza; la Asociación Cultural de Arte El Jardinico y la Federación de Cine-Clubs de la Región de Murcia, y que dicha película trata sobre las consecuencias del fracking, dedicaremos el blog de hoy a esta técnica extractiva que empieza a relacionarse en nuestros días con la comarca.

Fracking es el término inglés dado a la técnica conocida como fracturación hidráulica, fractura hidráulica​ o estimulación hidráulica que posibilita la extracción de gas y petróleo del subsuelo. La técnica consiste en la perforación de un pozo vertical u horizontal, entubado y cementado, a más de 2500 metros de profundidad, con el objetivo de generar uno o varios canales de elevada permeabilidad a través de la inyección de agua a alta presión, de modo que supere la resistencia de la roca y abra una fractura controlada en el fondo del pozo, en la sección deseada de la formación contenedora del hidrocarburo. Esta agua a presión es mezclada con materiales apuntalantes y productos químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y que son típicamente menores de 1 mm, y favorecer así su salida hacia la superficie.

​El aumento del precio de los combustibles fósiles ha hecho económicamente rentables estos métodos que se han propagado en los últimos años, especialmente en los Estados Unidos.

Fluidos utilizados en la fractura hidráulica

Junto con el agua se incluye una cierta cantidad de arena para evitar que las fracturas se cierren al detenerse el bombeo, y también se añade en torno a un 0,5-2 % de aditivos, compuestos por entre 3 y 12 aditivos químicos según algunas fuentes cercanas a la industria de fractura hidráulica, ​ si bien otras fuentes datan varios centenares de productos químicos, algunos de ellos muy tóxicos y cancerígenos ​cuya función es evitar que el gas y el petróleo se contaminen e impedir la corrosión, entre otras funciones.

Los fluidos utilizados varían en composición dependiendo del tipo de fracturación que se lleve a cabo, las condiciones específicas del pozo y las características del agua. Un proceso típico de fracturación utiliza entre 3 y 12 productos químicos como aditivos. ​ Aunque existe una gran diversidad de compuestos poco convencionales, entre los aditivos más usados se incluyen uno o varios de los siguientes:

  • Ácidos: el ácido hidroclórico o el ácido acético se utilizan en las etapas previas a la fracturación para limpiar las perforaciones e iniciar las fisuras en la roca. ​
  • Cloruro de sodio (sal): retrasa la rotura de las cadenas poliméricas del gel.
  • Poliacrilamida y otros compuestos reductores de la fricción: disminuyen la turbulencia en el flujo del fluido, disminuyendo así la fricción en el conducto, permitiendo que las bombas inyecten fluido a una mayor velocidad sin incrementar la presión en superficie. ​
  • Etilenglicol: previene la formación de incrustaciones en los conductos.
  • Sales de borato: utilizadas para mantener la viscosidad del fluido a altas temperaturas.
  •  Carbonatos de sodio y potasio: utilizados para mantener la efectividad de las reticulaciones (enlaces interpoliméricos). ​
  • Glutaraldehído: usado como desinfectante del agua para la eliminación de bacterias. ​
  • Goma guar y otros agentes solubles en agua: incrementa la viscosidad del fluido de fracturación para permitir la distribución más eficiente de los aditivos sostén en la formación rocosa.
  • Ácido cítrico: utilizado para la prevención de la corrosión.
  • Isopropanol: incrementa la viscosidad del fluido de fracturación hidráulica. ​

El producto químico más usado en las instalaciones de fracturación en los Estados Unidos entre 2005 y 2009 fue el metanol, mientras que otros agentes químicos ampliamente usados incluyen el alcohol isopropílico, 2-butoxietanol y el etilenglicol.

En Estados Unidos, unos 750 compuestos químicos se utilizan como aditivos en la fractura hidráulica, según un informe presentado en el Congreso estadounidense por el Partido Demócrata, publicado en 2011, tras haber sido mantenido en secreto por «razones comerciales».

 

A favor

Los partidarios argumentan que la técnica no tiene mayores riesgos e inciden en los beneficios económicos de las vastas cantidades de hidrocarburos previamente inaccesibles que esta nueva técnica permite extraer. ​La industria argumenta que aquellos casos excepcionales en los que se haya podido producir contaminación han sido debido al uso de malas prácticas como defectos en la construcción de los pozos o en el tratamiento de aguas residuales.

En contra

Sus oponentes, en cambio, señalan el impacto medioambiental de esta técnica, que incluye:

  • la contaminación de acuíferos,
  • el elevado consumo de agua,
  • la elevada ocupación de terreno debido a las plataformas de perforación, las zonas de aparcamiento y maniobra para camiones, equipos, instalaciones de procesamiento y transporte de gas, así como las carreteras de acceso;
  • la contaminación de la atmósfera: migración de los gases y productos químicos utilizados hacia la superficie,
  • la contaminación en la superficie (suelos) debida a vertidos y los posibles efectos en la salud derivados de ello, incluido el cáncer; ​
  • la contaminación acústica,
  • el incremento en la actividad sísmica inducida asociada con la inyección profunda de fluidos relacionados con el fracking,
  • impacto paisajístico, etc.

Por estas razones, la fracturación hidráulica ha sido objeto de atención internacional, siendo fomentada en algunos países, imponiendo moratorias a su uso en otros o prohibiéndose, dándose el caso de haber naciones que la permiten (p. ej., EE. UU.) y estados y/o municipios que la prohíben (p. ej., Nueva York). ​

El fracking y la comarca del Noroeste

Los primeros permisos en la Región de Murcia datan de 2009, proyectos ARIES I y II.

La Plataforma «Cuenca del Segura Libre de Fracking»  alerta de la petición por parte de la empresa «Oil and Gas Capital» para la puesta en marcha de un sondeo para su proyecto ESCORPIO y considera que «supone un riesgo claro de afectación a los acuíferos y al Río Segura a su paso por el Noroeste».  Este proyecto afectará a 20.000 hectáreas que se extienden por los municipios de Calasparra, Moratalla y Cehegín. La perforación, que tiene previsto alcanzar los 2.500 metros de profundidad en el término municipal de Calasparra, podría afectar a los acuíferos de la zona. El primer pozo, que se abriría en Calasparra (Río Segura 3) utilizando como base un antiguo sondeo petrolífero de la compañía BP Petroleum Development of Spain  que no dio resultados positivos en 1984 (Río Segura G-1) corresponde al tercer año de labores previsto en el permiso de investigación (la Comunidad Autónoma concedió autorización en 2013 por un período de 6 años). En caso de que “el rendimiento comercial” no sea satisfactorio, la perforación podría ampliarse hasta los 5.000 metros, según planes de la empresa. La empresa calcula que el subsuelo de esta zona del Noroeste almacena entre 14.000 y 75.000 millones de metros cúbicos de gas esquisto en dos grandes bolsas: una situada entre los 1.900 y 2.500 metros de profundidad, y otra a entre 3.600 y 5.000.

Esta empresa no solo quiere perforar en el Noroeste, también es titular de otro permiso de prospección (proyecto LEO) situado sobre los municipios de Cieza, Jumilla y Hellín, y tiene solicitado un tercer permiso para la comarca del Noroeste (proyecto ACUARIO). Las cuadrículas de estos permisos afectan a 280.000 hectáreas que se extienden por las provincias de Murcia, Albacete y Alicante, con una población de más de 200.000 personas en el entorno más inmediato a las áreas de investigación.

Fuentes:

https://es.wikipedia.org

http://fractura-hidraulica.blogspot.com.es

http://cuencadelseguralibredefracking.blogspot.com.es

http://www.orm.es/informativos/noticias2017/primera-peticion-para-un-proyecto-de-34-fracking-34-en-el-noroeste/

https://www.ecologistasenaccion.org

http://www.laverdad.es

http://www.laopiniondemurcia.es

https://www.eldiario.es/murcia

http://cadenaser.com

http://www.bbc.com/mundo

http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/06/150616

 

Visita de los Reyes de España a Caravaca de la Cruz

Hacía nada más y nada menos que ¡37 años!, el 6 de marzo de 1980, que SS.MM los Reyes de España no visitaban la Ciudad de Caravaca de la Cruz. Es cierto que Don Felipe VI, en calidad de Príncipe de Asturias, ya nos conocía después de haber venido en el año 2001 y en el Año Jubilar de 2003, pero no ha sido hasta hoy que lo ha hecho en calidad de Rey junto a su esposa La Reina Doña Letizia.

Completaban así  su visita a los 3 lugares santos de España: Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana en Cantabria y hoy, Caravaca de la Cruz.

El presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, ha acompañado a los Reyes durante la visita a la Ciudad Santa, meses después de que fueran oficialmente invitados durante una audiencia en el Palacio de la Zarzuela en la que se habló con el Monarca sobre proyectos estratégicos en la Región de Murcia, incluyendo el Año Jubilar 2017 de Caravaca de la Cruz.

 

Han sido recibidos por una población entusiasmada que hoy se ha saltado todos sus quehaceres para dar la bienvenida a SS.MM en las calles por las que la comitiva ha transcurrido y en la explanada del Castillo-Santuario de la Vera Cruz. En representación de la Ciudad les ha acogido El Alcalde, Don José Moreno y la Hermana Mayor de la Cofradía Doña Elisa María Giménez Girón.

 

 

 

 

 

 

En el Santuario, de la mano del Obispo de la Diócesis, Don José Manuel Lorca Planes han podido adorar y contemplar la reliquia de La Vera Cruz, de la que Don Felipe es Hermano Honorario, firmando ambos en el Libro de Honor de la Basílica. Más tarde se han acercado hasta la antigua Iglesia de la Compañía de Jesús para clausurar la exposición “Signum”, que ha recibido miles de visitantes durante los últimos meses de este Año Jubilar 2017.

 

 

 

 

 

 

 

Un día muy especial para nuestra Ciudad Santa, que permanecerá en el recuerdo de todos los que hemos podido disfrutar durante unas horas de la simpatía y cercanía de Los Reyes de España.

 

 

 

 

 

 

Caravaca vista por un inglés: El viaje de Sir Mark Sykes en 1911

Os dejamos aquí un interesante artículo del archivero municipal Francisco Fernández sobre cómo un inglés, acaso uno de los primeros turistas,  vio a comienzos de siglo nuestra ciudad.

Sir Mark Sykes fue un militar y diplomático inglés, que adquirió notoriedad en los años finales de la Primera Guerra Mundial gracias a las misiones que llevó a cabo para el Ministerio de Relaciones Exteriores británico en Oriente Medio y que culminaron en el controvertido acuerdo entre el Reino Unido y Francia para repartirse el territorio tras la derrota del ejército otomano, conocido con los apellidos de los representantes de ambos gobiernos: Sykes-Picot. Con anterioridad a este suceso, Sykes había viajado en varias ocasiones por Oriente Medio y Turquía convirtiéndose en experto conocedor de la zona, lo que le valió ser nombrado embajador honorario en Constantinopla. No obstante, su gran afición fue la escritura, llegando a publicar varios libros, entre los que destacan los referidos a sus viajes: “Cinco provincias turcas”, “El hogar del Islam” y “El último patrimonio de los califas”. Murió en 1919, a los 39 años, víctima de la epidemia de gripe española, poco después de concluir la guerra cuando se encontraba en París participando en las negociaciones del armisticio.

Algún tiempo después, en 1923, otro aristócrata y diplomático inglés Sir John Randolph Leslie, más conocido como Shane Leslie, publicó una biografía de este personaje, en la que incluyó parte de su correspondencia personal así como otros documentos inéditos. Entre otros asuntos, el libro recoge su sorprendente viaje por España en 1911, año en que fue elegido miembro del Parlamento, llamando la curiosidad tanto por los lugares visitados como por el itinerario que siguió.

Según relata el propio Sykes en una carta dirigida a su esposa el 28 de febrero de ese año incluida en este libro, su llegada a nuestro país tuvo lugar en Cartagena, donde desembarcó procedente de Orán, con la intención de visitar Murcia, Cáceres, Sevilla, Córdoba, Granada, Madrid y Burgos. De aquí marchó a Murcia, donde tras permanecer algunos días se dirigió a nuestra ciudad en carro ya que, con buen criterio, no se fió de la proposición del guía que había contratado de alquilar 3 caballos al precio de 50 francos diarios cada uno.

A diferencia de su pésima opinión sobre los españoles a los que califica de tontos, vanidosos, estúpidos, orgullosos y perezosos, entre otras lindezas, Sykes se sorprendió gratamente del carácter y costumbres de los murcianos y aunque encontró nefastas algunas como el regateo, el desinterés, el desconocimiento de idiomas extranjeros, el uso excesivo del aceite de oliva, la falta de mantequilla o la poca calidad del tabaco, su valoración general resultó positiva, considerándolos “gente realmente buena”, a pesar de sus aciagas experiencias tanto con el referido guía, del que se libró en cuanto pudo, como con el posadero, que le estafó 200 francos, justificando sus convecinos sus malas prácticas por ser ambos “catalanes y anticlericales”. Lo que no pasó inadvertido a su experta mirada fue la presencia en nuestros antepasados de ciertas características y rasgos árabes: “obviamente los murcianos son árabes, más árabes que los argelinos”, lo que explica debido a mezcla de los musulmanes obligados a convertirse para no ser expulsados con la población cristiana. En cambio, lo que no resultó ser de su agradó fue la ciudad, de la que dice que “no es bonita ni tiene buenos edificios”.

Ultimados los preparativos, se puso en marcha en dirección a nuestra ciudad realizando escala en Mula donde debió cambiar el carro por burros ya que indica que las últimas 25 millas (poco más de 40 kilómetros) las hizo montado en uno de ellos. Continuó atravesando Bullas y Cehegín, “cruzando colinas boscosas” y “pasando casas de campo con extraordinarios jardines silvestres” hasta que por fin llegó a Caravaca, donde permaneció una jornada, durante la cual visitó el castillo y adoró la Cruz, describiendo con detalle las circunstancias en que se produjo. Tras pernoctar, pero sin apenas descanso por los constantes tañidos de las campanas, Sykes formó una nueva caravana contratando los servicios de 2 arrieros, 2 burros y 2 caballos, reemprendiendo la marcha en dirección a Yeste donde fue sorprendido por una tormenta que le hizo enfermar. Previamente había pasado por el Sabinar, lugar que describe como “mucho más pobre que la mayoría de los pueblos árabes, pero más limpio”.  El texto completo de su estancia en nuestra ciudad es el siguiente (agradezco a José Costa Sánchez, profesor del IES San Juan de la Cruz, su traducción, ya que el libro no se ha editado nunca en nuestro país): “Mi viaje continuó. Fuimos de Mula a Bullas y de Bullas a Cehegín, y de Cehegín a este lugar, cruzando colinas boscosas, pasando casas de campo con extraordinarios jardines silvestres y árboles, y cada dos horas atravesando un pueblo del tamaño aproximado de Driffield, no demasiado pintorescos. Todos tienen una iglesia, ciertamente hermosa por el efecto lumínico del interior, y poco más. Cabalgamos sobre asnos durante veinticinco millas. Aquí en Caravaca hay alrededor de 30.000 habitantes. Dicen que nunca antes habían visto a un inglés. Hay un castillo morisco en lo alto de la colina a la que subí: un viejo sacerdote y tres policías y una horda de chiquillos estaban ante la puerta de una extraordinaria capilla de mármol rojo en medio de las ruinas del castillo. Entré, y como hice una genuflexión el viejo sacerdote me miró con mucha curiosidad. Al poco rato me hizo una señal para que me acercara al Altar, cosa que hice; se puso por encima un sobrepelliz, un chiquillo hizo sonar una campana y todos se arremolinaron en las barandillas. Fui conducido hasta los escalones del Altar, el viejo sacerdote se arrodilló, el chiquillo tocó la campana, el sacerdote abrió el Sagrario, el chiquillo volvió a tocar la campana, el sacerdote sacó un paño de color púrpura y se arrodilló, el chiquillo volvió a tocar la campana; entonces el sacerdote abrió el paño y se produjo una especie de resplandor de luz, diamantes, rubíes, zafiros, y ópalos -una cruz de cerca de seis pulgadas de largo. Hoc est lígnum crucis, dijo el sacerdote, y me la dio a besar, y luego a los chiquillos y a los policías. Esta es una famosa reliquia, y se llama la Cruz de Caravaca. Anoche apenas dormí por culpa de las campanas. Ya no puedo seguir escribiendo- Termino.”

 

Fuente: elnoroestedigital.com