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No crean que la ciudad de la Cruz se ha llamado siempre igual, ni siquiera en tiempos recientes. Hasta la segunda parte del siglo XX la ciudad de la Cruz se llamó simplemente Caravaca. Así podemos verlo en documentos y mapas y hasta en placas. Por ejemplo, en la calle Cuesta de la Plaza podemos ver una placa que pone “Carabaca (sic) – provincia de Murcia”. Sí, “Carabaca” con “b”.
En el siguiente mapa que se adjunta de 1778 del Instituto Geográfico Nacional aparece solo “Caravaca”.
En este otro mapa del Atlas general de España publicado por la casa editorial Bailly-Bailliere (Madrid, 1914), también aparece solo Caravaca.
En fin, a poco que une busque encontrará documentos y documentos en los que se refieren a la ciudad solo como “Caravaca”.
La fecha del cambio de nombre de la ciudad fue el 9 de marzo de 1962, fecha en la que el Consejo de Ministros aprueba dicho cambio pasándose a denominar desde entonces “Caravaca de la Cruz”. Los trámites habían comenzado un año antes, en febrero de 1961 -siendo aprobada por unanimidad en sesión plenaria el 23 de marzo de 1961 y quedando así facultado el alcalde para iniciar la tramitación del correspondiente expediente- cuando el alcalde de la localidad, Amancio Marsilla, presentó una Moción al Ayuntamiento para el cambio de nombre y la fundamentó de esta manera:
“Desde hace largo tiempo viene llegando a la Alcaldía el eco de diversos sectores de la Población referentes al deseo de que el actual nombre del Municipio sea alterado de forma tal que sin variarlo en su actual contextura quede ligado de un modo especial a la Sagrada Reliquia por la que fundamentalmente es conocido en nuestra Patria, dando así carácter formal a lo que viene siendo un hecho tradicionalmente sentido. Y como estas expresiones del vecindario son dignas de considerarse por cuanto la Santísima y Vera Cruz representa el símbolo más característico de Caravaca, es su Patrona, en su honor se celebran las Fiestas Mayores en el mes de Mayo, constituye el lazo de unión espiritual de todos los caravaqueños, siendo objeto de especial devoción durante siglos, preside las actuaciones públicas genuinamente locales, está presente en todos los hogares y es, en fin, el signo luminoso que expande su luz a todos los ámbitos de la Ciudad”.
En el cambio de nombre de la ciudad también tuvo su importancia la publicación en 1961 de la novela “Caravaca de la Cruz”, de Gregorio Javier, que tuvo gran repercusión entre sus paisanos y popularizó el nombre con el que actualmente se denomina la ciudad.
El expediente se remitió a la Director General de Administración Local del Ministerio de la Gobernación y éste a su vez lo hizo a la Real Academia de la Historia para que informase sobre la conveniencia del cambio. El dictamen de la Academia de la Historia fue negativo, comparando sarcásticamente el caso de Caravaca con el hipotético de que Zaragoza hubiese querido llamarse Zaragoza de la Venida de la Virgen en carne mortal. A pesar del dictamen negativo, el Ayuntamiento acordó oponerse al dictamen y presentar las alegaciones correspondientes ante la autoridad competente siguiendo el expediente su tramitación y siendo finalmente aprobado el cambio de nombre por el Consejo de Ministros el referido 9 de marzo de 1962, comunicándosele oficialmente al Ayuntamiento de Caravaca – a partir de entonces Caravaca de la Cruz- mediante carta del subsecretario del Ministerio de la Gobernación el 10 de abril de 1962. ¿Cuándo empezó a por primera vez a utilizarse el nuevo nombre? A partir de las fiestas patronales de ese año, 1962.