2 de marzo de 1944: Declaración de Monumento Histórico-Artístico del Castillo y Santuario de la Stma. y Vera Cruz de Caravaca

Reproducimos una entrada publicada en «Tribuna del Noroeste» por Francisco Fernandez Garcia, archivero municipal de Caravaca que es muy interesante.

El 2 de marzo de 1944 el Consejo de Ministros suscribió un Real Decreto declarando Monumento Histórico Artístico el Castillo y Santuario de la Stma. y Vera Cruz, que quedaría a partir de entonces bajo la tutela del Estado. Con ella se culminaba una antigua aspiración del consistorio caravaqueño, que venía intentando desde hacía varias décadas la consecución de esta declaración.
Los primeros antecedentes referidos a este propósito los encontramos en la sesión celebrada por el ayuntamiento de nuestra ciudad el 23 de abril de 1921, en la que el alcalde don Pedro José Caba sometió “a la consideración de la corporación, la conveniencia de que el Santuario de la Stma. Cruz, sea declarado Monumento Nacional” acordándose, tras debatir el asunto, trasladar la solicitud a “sus representantes en Cortes, pidiéndole que soliciten de aquellas su declaración, por la importancia arquitectónica del mismo”. Las gestiones siguieron su curso, de modo que se presentó oficialmente la solicitud en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Las primeras dificultades surgieron por parte de la Comisión Provincial de Monumentos de Murcia, que informó a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el 15 de junio de ese mismo año ratificándose en la calificación otorgada al Santuario de la Stma. y Vera Cruz cuando fue preguntada por la referida Academia acerca de los Monumentos provinciales dignos de ser conservados, no considerándolo merecedor de tal título aunque, dado su valor arqueológico, se le incluyó “en la categoría de los llamados arquitectónico artistico”. A pesar de ello, el 15 de marzo de 1922 la Real Academia redactó “un voluminoso informe respecto de aquella fábrica estudiándola ampliamente desde el mero aspecto artistico que a ella tocaba hacerlo y prescindiendo del punto de vista histórico” en el que, aún reconociendo su importancia, no consideraba oportuna su declaración como monumento nacional, sino su inclusión entre “los arquitectónico artistico”.
En este estado, la Dirección General de Bellas Artes remitió 28 de marzo el expediente, que constaba de los referidos dictámenes de la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos e Históricos de Murcia y de la Real Academia de la Historia y seis fotografías, a la Real Academia de la Historia para que realizara su correspondiente informe, que fue encargado el 4 de abril al ilustre académico don Jerónimo López de Ayala y Álvarez de Toledo, Conde de Cedillo. Cuatro años después, el 22 de octubre de 1926, concluyó su informe dictaminando que “no aprecia en la Fortaleza y Templo de la Santísima Cruz de Caravaca calidades y circunstancias bastantes para que sean declaradas Monumento nacional”. El informe fue leído y aprobado en la sesión celebrada por la Academia el 29 de octubre de 1926, remitiéndose a continuación al Ministerio de Instrucción Pública. Su contenido era bastante crítico con la relato de la aparición de la Cruz transmitido entre los caravaqueños y divulgado por los autores locales: “la sencilla y al parecer verídica tradición primitiva se difunde por Europa merced a la propaganda y a los escritos de algunos religiosos españoles, pero a la vez empiezan a alterarse y al hecho de la aparición se van agregando y atribuyendo circunstancias fantásticas sin precedente documental ni tradicional alguno. Los falsarios y los autores y propaladores de los falsos cronicones cultivan la tradición de Caravaca adobándola a su gusto”. Dado el carácter negativo de todos los dictámenes, la solicitud no prosperó. Habrá que esperar casi dos décadas para que, una vez concluida la guerra civil, el tema volviera a retomarse, aunque ahora con un rango distinto.
En esta ocasión la propuesta partió del Ministerio de Educación Nacional e incluía, ahora si, los informes favorables de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional.
Para este intento se contó también con la mediación e influencia del prestigioso escritor catalán Eugenio D’Ors, que había sido director general de Bellas Artes en el gobierno del general Franco desde 1937 a 1939. D’Ors visitó Caravaca durante las fiestas de mayo de 1943, actuando como mantenedor de los Juegos Florales celebrados el 5 de mayo de 1943 en el Teatro Thuillier, circunstancia que aprovecharon las autoridades municipales para conseguir su colaboración en las gestiones necesarias para la consecución de la declaración. El escritor se quedó gratamente impresionado por la ciudad, sus monumentos y sus fiestas, siendo el primero en equiparar el más caravaqueño de los festejos con las fiestas pamplonesas: “los Caballos del Vino son los Sanfermines del Sur”, por lo que no tuvo ningún inconveniente en apoyar la petición y ayudar en la medida de sus posibilidades.
Finalmente, el 2 de marzo el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto declarando Monumento Histórico Artístico el Castillo y Santuario de la Stma. y Vera Cruz, comprendiendo tanto las construcciones militares como las religiosas y claustrales, que fue publicado en el Boletín Oficial del Estado el 18 de ese mismo mes, siendo su texto el siguiente:
“Articulo 1º.- Se declara Monumento Histórico-artístico el conjunto de construcciones militares, religiosas y claustrales conocido con el nombre de Real Alcázar, en Caravaca (Murcia) (1).
Articulo 2º.- La tutela de este Monumento, que queda bajo la protección del Estado, será ejercida por el Ministerio de Educación Nacional”.
(1) “Cuenta la ciudad de Caravaca (Murcia), entre sus edificios más notables, el denominado Real Alcázar, conjunto de construcciones militares, religiosas y claustrales con todo el sabor del medioevo clásico y convertido, seguramente a partir del primer tercio del siglo XIII en santuario.
Fue el día 3 de Mayo del año 1232 cuando aquellos antiquísimos muros y torreones presenciaron la aparición de la Santísima y Vera Cruz, determinando la conversión al cristianismo del sarraceno Ceyt-Abuceyt, rey a la sazón de Murcia y Valencia, conquistador de la ciudadela y testigo del hecho milagroso.

santuario-cruz
El templo, propiamente dicho, data del siglo XVII, y ostenta una grandiosa portada barroca del XVIII”.
“Como homenaje al Excmo. Sr. D. Eugenio d’Ors”, el ayuntamiento acordó en la sesión plenaria que tuvo lugar el 31 de mayo de ese mismo año imponer su nombre a la calle y cuesta del castillo como reconocimiento a “la actividad y gran interés con que ha realizado todas las gestiones precisas hasta conseguir que el Castillo o Real Alcázar, de esta ciudad, sea declarado Monumento Nacional”.

 

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