FRAY JUNÍPERO SERRA, SANTO EMBAJADOR DE LA VERA CRUZ DE CARAVACA.

FRAY JUNÍPERO SERRA, SANTO EMBAJADOR DE LA VERA CRUZ DE CARAVACA.

Desde el siglo XVI en adelante, la Santísima y Vera Cruz de Caravaca como símbolo universal de fe cristiana tuvo una difusión asombrosa no sólo dentro de nuestra península, sino allende las fronteras españolas e incluso en ultramar. Está más que documentada la traslación de la imagen de la Vera Cruz de Caravaca de manos de religiosos franciscanos y jesuitas, quienes la portaban y la mostraban en sus labores catequizadoras en el Nuevo Mundo; logrando, por una parte, conversiones de la población indígena y, por otra, el establecimiento de la Cruz caravaqueña como icono de la fe cristiana en amplios territorios de América del Sur. Prueba de ello, entre tantas otras, es el hermanamiento de Caravaca con San Miguel de las Missões, en Brasil, y el Camino que le da nombre y que transcurre por 750 kilómetros a través de Paraguay, Argentina y Brasil, en el llamado ‘Camino de las Misiones’ o Camino Jesuítico.

Sin embargo, la Cruz de Caravaca «puso pie» en otros tantos lugares del mundo, y en esta ocasión nos vamos a referir a la parte más «española» de Estados Unidos, California, y el considerado uno de los padres fundadores de la nación estadounidense, Fray Junípero Serra, santo, y su vinculación con la Vera Cruz.

De Mallorca a California.

Fray Junípero nació en 1713 en Petra, un pueblecito de Mallorca, en el seno de una casa humilde de padres iletrados, que le bautizaron como Miquel Josep. De niño ingresó en el convento franciscano de San Bernardino, culminando su formación en el de San Franscisco de Palma de Mallorca, siendo ordenado fraile con dieciséis años y tomando el nombre de un allegado de San Francisco: Junípero.

Su afán de revelar la palabra de Dios a todos los rincones del mundo le lleva a embarcar en 1749 en Cádiz, destino el Virreinato de Nueva España, lo que sería México. Ya en el Nuevo Mundo, Fray Junípero desarrolla una intensa labor de prédica entre los nativos, y emprende un camino de 500 kilómetros a pie, a modo de peregrinación, en dirección hacia Ciudad de México, lo que le ocasionó lesiones en una pierna de por vida. Donde más es recordado Fray Junípero en México es en la ciudad de Querétaro, donde nuestro fraile no sólo llevó a cabo catequesis, sino que también enseñó los rudimentos de la agricultura y la ganadería, entre otras labores, a los nativos pames. Y a punto estuvo de ser enviado a predicar entre los indios apaches de Texas, pero el destino le reservaba otra misión.

Con la caída de los Jesuitas en 1767, los territorios de la Alta y Baja California, españoles, quedaron desprovistos de religiosos que atendieran las conversiones de los indígenas. Fueron 16 religiosos franciscanos, liderados por fray Junípero, los que tomaron el relevo de los jesuitas en California y marcharon a atender la labor religiosa.

Siguiendo la metodología que desarrollaron en Querétaro, al llegar a un lugar levantaban una capilla y algunas cabañas alrededor, fortificando el sitio para prevenirse de agresiones. Acogían a los indígenas que se acercaban al lugar, y les mostraban las escrituras y la palabra de Cristo, amén de enseñarles a trabajar la tierra, el ganado, los oficios, y vestir con la decencia que mandaba la época, pues la mayoría de estas personas iban prácticamente desnudas. Aún permanecen los vestigios de una ‘forja catalana’ en la misión de San Juan Capistrano, como testimonio del paso de Fray Junípero y el resto de religiosos. Hasta nueve misiones fundó nuestro protagonista en California, algunas de las cuales crecieron hasta convertirse en grandes ciudades como son Los Ángeles, San Diego, o San Francisco. La muerte le llegó años después, en 1784, mientras descansaba, ya enfermo, en la misión de San Carlos Borromeo, en Monterrey, reposando sus restos en la basílica del mismo titular.

Santo californiano, portador de la Vera Cruz de Caravaca.

Polémicas ‘negrolegendarias’ aparte, Fray Junípero Serra es considerado unos de los pilares de la nación norteamericana, y como tal es el único español que cuenta con una escultura en el Salón Nacional de las Estatuas, en el Capitolio de Washington, junto a otros padres fundadores de Estados Unidos. La labor misionera llevada a cabo por fray Junípero fue esencial para la vertebración del territorio y el asentamiento de los valores que serían bandera de los nuevos estados, y como tal fue propuesto por el Estado de California para aparecer junto al resto de los ilustres norteamericanos.

En 1988 fue beatificado por Juan Pablo II, y la canonización como santo tuvo lugar en 2015, con el papa Francisco. Tal canonización fue llamada «equivalente», es decir, sin milagro practicado por el santo, sino por la gran veneración popular que se le profesa.

De acuerdo a los responsables de la Casa Museo dedicado a san Junípero Serra en Petra, su localidad mallorquina natal, el fraile contaba entre sus posesiones con una Cruz de Caravaca, la cual de hecho fue clave para reconocer sus restos entre las sepulturas de San Carlos Borromeo. Esa Cruz de Caravaca, u otra similar, se expone en el citado museo. Queda patente que fray Junípero fue gran devoto de la Santa Cruz caravaqueña y con ella viajó a las Américas, dándola a conocer en México y California, siendo además representado con ella frecuentemente. Y como mayor demostración de la devoción del santo franciscano a la Vera Cruz, sus restos fueron expuestos en un relicario con forma de la Cruz de Caravaca en la ceremonia de su canonización.

Podemos situar, con toda justicia, a Fray Junípero Serra, junto a los otros grandes santos embajadores de nuestra reliquia como son San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, y como tal, merecedor de todo el reconocimiento por parte del pueblo de Caravaca de la Cruz, quien tanto le debe en su labor no sólo misionera, sino como difusor de nuestro universal símbolo.

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