Baile del Moro 2019

Baile del Moro 2019

Este sábado, 13 de abril, seguimos con los bailes de la prefiesta. En esta ocasión, le toca al Bando Moro celebrar su día. Sabrás que ha llegado el momento cuando oigas los arcabuces a las 8 de la mañana.  Después de esto, comienzan todas las actividades que podéis ver en el cartel oficial.

El bando moro está basado en la leyenda y la historia de las tribus y los pueblos musulmanes que ocuparon la Región de Murcia en la Edad Media. Por ello, entre sus filadas pueden verse guerreros islámicos con sus equivalentes femeninos y grupos infantiles, que aportan colores exóticos a la fiesta. Además, al igual que el Bando Cristiano, van dirigidos por los sultanes adultos e infantiles, representando a Zayd abu Zayd y su reina Aixa. Así podemos recordar nuestro pasado como ciudad fronteriza.

Este año, los personajes destacados van representados por los siguientes caravaqueños. En primer lugar, podemos ver a Zayd abu Zayd y Aixa personificados en José Manuel López Medina y Carmen López Melgares. Además, les acompañará la sultana infantil Maravillas Álvarez. Finalmente, cabe destacar la presencia de la cantaora Victoria Cava como favorita de la Cábila de los Almorávides.

Por último, enumeramos las cábilas que forman el Bando Moro por orden cronológico:

  • Abul Khatar masculina.
  • Reales Halcones Negros del Desierto.
  • Dragonas Rojas.
  • Rifeños.
  • Ceyt Abuceyt masculina.
  • Almohades femenina.
  • Almorávides masculina.
  • Yusuf masculina.
  • Almorávides femenina.
  • Alhakem masculina.
  • Ceyt Abuceyt femenina.
  • Anara Sweik Bedu femenina.
  • Halconas negras.
  • Abul Khatar femenina.
  • Esclavas Rifeñas.
  • Yusuf femenina.
  • Odaliscas Nazaríes.

 

Fuentes:

El origen de las ferias medievales

Si bien en nuestra última entrada hablamos sobre los contenidos que trae este año consigo el XIV Mercado Medieval de Caravaca de la Cruz, en esta ocasión vamos a remontarnos atrás en el tiempo para analizar el origen de estas ferias medievales.

Etimológicamente, feria procede del latín feria, es decir, solemnidad, fiesta. También se ha propuesto como antecedente el término forum, que remite igualmente a solemnidad o peregrinación. El concepto de feria unido al significado de la fiesta por la fiesta, de carácter exclusivamente lúdico, es algo muy contemporáneo que no existía en otros tiempos.

El Foro en Roma era la plaza del mercado y el centro de los negocios, allá donde la gente se reunía los días de mercado, de fiesta religiosa, o siempre que ocurriese algún hecho de relevancia social. Por ello, los mercados, entendidos como el lugar físico donde intercambiar bienes, existen desde que el comercio es una actividad humana.

El concepto de feria, así como los elementos que la componen, han evolucionado a lo largo de la historia. Las ferias, con sus tenderetes móviles, sus mercancías variadas y sofisticadas y sus espectáculos se han reducido en determinadas épocas a un medio de acercar a distintos pueblos las mercancías que no estaban a su alcance.

Durante la Edad Media, las ferias se convirtieron en lugares de reunión de gentes de todos los países que acudían en caravanas. Esto fue debido a que las comunicaciones entre pueblos eran difíciles y peligrosas, y las ciudades en las cuales se podían encontrar artículos de lujo o de primera necesidad eran escasas y estaban muy alejadas entre sí.

Por ello, las ferias adquirieron un marcado sentido de aprovisionamiento y fueron cada vez expandiéndose y floreciendo, pues eran el único lugar donde adquirir artículos de países lejanos u otros artículos de primera necesidad que escaseaban en los alrededores. Estos eventos eran conocidos y esperados por toda la población y permitidos y vigilados por el poder político, que incluso aprovechaba la ocasión para recaudar impuestos en las mismas.

Una feria podía durar un mes o más y su organización estaba regulada al detalle. Una vez montadas las casetas, se dedicaban unos días a la transacción de los paños. Otros, al cordobán – piel curtida de cabra que toma su nombre de la ciudad de Córdoba, de donde eran los más afamados – y al guadamecí – cuero adobado y adornado con dibujos de pintura o relieve, hecho con piel de vaca y procedente de la ciudad libia de Gadames -. El resto de las jornadas se dedicaban a la venta de otros tipos de artículos y los últimos días a hacer el balance final.

Hay noticias sobre ferias celebradas en Francia en el siglo V, y doscientos años más tarde, en los alrededores de París, se celebraba la más concurrida en la Abadía de Saint Denis. Allí se surtía de vino y la miel a las ciudades del norte que por razones climáticas carecían de estos productos.

En el siglo XII son muy afamadas las grandes ferias de Saint Ives, Winchester, Northamptom, Boston y Champaña. En todas ellas, los mercaderes italianos comercian con productos adquiridos en los países del mediterráneo y a su vez compran productos de la Europa del Norte, como paños y lana que eran muy apreciados en las ciudades del sur. Sobre estas ferias se basa el comercio internacional del Medioevo y permiten la profesionalización del comercio y las finanzas (aparecen el crédito y la compensación, así como el intercambio en función del metal de acuñación de las monedas o las tarjas, una media caña con muescas que permitía registrar las deudas).

En España tenemos un ejemplo muy arquetípico en la Feria de Medina del Campo, donde en 1491 los Reyes Católicos le otorgaron la consideración de Feria General del Reino, debido a su excepcional ubicación. Esta feria era el punto natural de reunión de los mercaderes itinerantes que venían a comprar y vender, pues era un cruce de caminos procedentes de Burgos, Toledo y Portugal.

El crecimiento de la economía de Castellana, en el curso del siglo XV, contribuyó excepcionalmente a potenciar las ferias medinenses, que con una frecuencia bianual alcanzaron una duración de hasta 50 días. En esta feria se exponían vinos, aceites, condimentos, perlas, telas, brocados… pero si Medina del Campo destacaba en algo, incluso a nivel internacional, era en la contratación de lanas.

 

 

 

Fuentes:

CUÉLLAR, M.C. y PARRA, C. (2001). Las ferias medievales, origen de documentos de comercio (pp.103-117). En, Ecrire, traduire et représenter la fête, E. Real, D. Jiménez, D. Pujante y A. Cortijo (Eds.). Vàlencia: Universitat de Vàlencia.

elmaslargoviaje.wordpress.com

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