Situado en pleno corazón de la ciudad (calle Mayor), se encuentra el simbólico edificio de la antigua Iglesia de la Compañía de Jesús. En la actualidad se ha convertido en el escenario perfecto para acoger exposiciones y actividades culturales de diversa índole.
Este espacio dedicado hoy a la cultura y al arte, estuvo también dedicado a tal fin en otros tiempos, pero de manera distinta. La orden religiosa de los jesuitas construyó en este lugar durante los siglos XVI y XVII, un colegio que constaba de una iglesia, un claustro y numerosas dependencias para educandos y docentes. Con la expulsión de los jesuitas en 1767 decretada por Carlos III, el colegio, pasó a ser escuela, mientras que la iglesia quedó como ayuda de la parroquia. Posteriormente, ambos se vendieron, en el primero, se instaló un casino, y el segundo se transformó en posada.
Hoy en día la edificación es de propiedad municipal y ha sido restaurado para intentar recuperar su apariencia original. Las características de la misma responden a las propias de las construcciones jesuíticas (planta de una sola nave y capillas laterales comunicadas entre sí. La cúpula tiene una linterna con abertura de iluminación y se remata con pechinas)
Esta antigua iglesia es la huella que la “Compañía de Jesús” dejó en Caravaca de la Cruz, al igual que otras muchas órdenes religiosas que pasaron por la Ciudad y otras que aún perduran, atraídas todas por el influjo de la Santísima y Vera Cruz, presente en la Ciudad desde el s. XIII.
La Antigua Iglesia de la Compañía de Jesús, es un espacio con doble interés: La carga histórica y simbólica del continente y el atractivo cultural de su contenido, formado por las exposiciones que frecuentemente alberga.
Además, se encuentra en un entorno muy próximo a otros edificios de un importantísimo interés turístico, cultural, histórico y religioso. Estas características convierten a la Compañía de Jesús en un lugar de obligada visita.